"El arte es una mentira que nos acerca a la verdad."
Pablo Picasso
Hablar de Pablo Picasso y alguna de sus obras es hacer referencia al boom de un ismo que sin duda marco una clara pauta entre los nacientes impulsos de pequeños dioses de virtudes plásticas que creían que la pureza, la unidad y la verdad tienen bajo si a la naturaleza domada.
Ahora bien Pablo Picasso y su obra cráneo de cabra, ubicada dentro del periodo azul de su obra por el predominio de la monocromía de los tonos azules, grises y blancos y de gran figurativismo, en la cual refleja mediante detalles alargados y definidos recordando el estilo greco la miseria humana, personajes dolientes, y es en este caso cabezas y cráneos escuálidos que traen consigo ideales patéticos de muerte, que no se puede llevar consigo a todas partes, y mas el cadáver de nuestro propio ser, este debería ser abandonado en compañía de los de su mismo estado (no ahí estado), recordados si, con admiración, se puede llorar junto a ellos o porque no hablar con admiración. Es así que este tipo de representaciones son una clara advertencia de no ir por la vida pisando en vano el suelo que guarda los muertos.
Lo anterior se explica en el análisis exhaustivo que propone Picasso en el estudio de los objetos, llegando a vislumbrar tanto, como un cirujano lograría al disecar un cadáver. Las proporciones diferentes a las naturales, son el claro reflejo de una obra más cerebral que naturalista al no contentarse con las proporciones otorgadas por una amplia teoría euclidiana de las formas y si a la inclusión de un universo infinito, medida de una nueva perfección que le permite a Picasso dar a cada uno de sus trazos proporciones conformes al grado de plasticidad al que quiera llevar el objeto representado en la obra.
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